Diablo 4: Vessel of Hatred – Jugabilidad imbatible, historia en sombras

Con la conclusión de la campaña de Diablo 4, se abrió un abanico inmenso de posibilidades para su continuación, con pistas claras de que Mephisto sería el eje central de lo próximo. Poco más de un año después, llega Diablo 4: Vessel of Hatred, la esperada primera expansión de esta icónica saga. En Neutral Game tuvimos la oportunidad de regresar a Santuario y explorar esta expansión, pero ¿realmente vale la pena?

Historia

La narrativa de Diablo 4 se destacó por su tono oscuro y maduro, muy superior a su predecesor, Diablo 3, dejando una base sólida para futuras expansiones. Sin embargo, al iniciar Vessel of Hatred, esa misma promesa comienza a desvanecerse rápidamente. La profundidad narrativa que atrapó a los jugadores en el juego base se diluye, ofreciendo una historia que parece no tener un rumbo claro.

Con una campaña de unas 8-10 horas, esperas que cada hora conduzca a un clímax, pero la expansión nunca despega del todo. A menudo sentí que el contenido narrativo servía como un simple prólogo de lo que Blizzard probablemente preparará para el futuro. Vessel of Hatred no logra estar a la altura de la crudeza y brutalidad vistas en el juego base. Es una expansión que bien podría haberse contado a través de las temporadas en lugar de sentirse como un contenido principal.

Quizás la única excepción es la escena cinematográfica final, donde Blizzard intenta reconectar con lo que venían desarrollando, pero incluso esto se siente insuficiente.

Jugabilidad

Aquí es donde Vessel of Hatred realmente brilla. Elegí jugar como un Encarnaespíritu, una clase que me sorprendió por su versatilidad y dinamismo, recordando mucho al monje de Diablo 3. Cada ruta que eliges ofrece un estilo de juego único, lo que convierte a esta clase en un gran acierto. Es ágil, divertida y ofrece una experiencia fresca en Santuario.

En cuanto a la dificultad, Blizzard nos sorprende con una nueva gama de niveles: normal, difícil, experto y tormento, y sí, ¡son un verdadero reto! Si, como yo, decides enfrentarte a la máxima dificultad sin seguir las recomendaciones del juego en cuanto a equipamiento, te toparás con enemigos muy desafiantes. Pero esto es parte del encanto de Diablo: el reto está ahí, y depende de ti prepararte adecuadamente.

El endgame se asemeja mucho a las raids de WoW, ofreciendo una experiencia intensa y divertida. Además, el sistema de mercenarios añade una capa extra de estrategia, ideal para los jugadores solitarios. Desbloquear a los distintos mercenarios y hacer sinergia con ellos es una de las mejores adiciones a la expansión. El sistema de runas también es una grata reintroducción, aunque me hubiese gustado que su impacto fuera más significativo en los personajes.

El nivel máximo ahora es 60, pero los puntos de paragón continúan sumándose a través de tus personajes, permitiendo explorar nuevas estrategias y combinaciones en tus builds.

Arte y Música

El apartado artístico me dejó un sabor agridulce. La expansión nos lleva a Nahantu, una región que en Diablo 2 se conocía como Kehjistan, y aunque evoca cierta nostalgia, no terminó de convencerme. El arte es hermoso, pero desentona con el mundo oscuro, sangriento y decadente que habíamos visto en el juego base. Esta desconexión no afecta la jugabilidad, pero disminuye la atmósfera inquietante que tan bien se había logrado anteriormente.

En cuanto a la música, Blizzard sigue manteniendo su excelente tradición. La banda sonora es perfecta, reforzando la ambientación sombría y perturbadora que caracteriza a la serie.

Conclusión

Diablo 4: Vessel of Hatred presenta varios altibajos, especialmente en su narrativa y estética, dando la sensación de que el equipo creativo se desvió de la brutalidad que tanto nos atrajo. Es como si la expansión hubiera sido tratada más como contenido adicional de World of Warcraft que como una pieza clave de Diablo. Sin embargo, en términos de jugabilidad, la expansión es fenomenal. Las nuevas inclusiones y sistemas son impresionantes, haciendo que el contenido sea inmensamente disfrutable para cualquier fan de Diablo, a pesar de sus fallos.